En nuestra Bodega García Domínguez, tenemos la tradición de realizar todos los años catas de vinos.
Consiste en catar varios vinos de la misma añada, y de la misma denominación de origen. Además, se escogen aquellos que están elaborados con la misma variedad de uva. El objetivo es analizar cómo ha evolucionado cada uno de ellos y de qué forma influye el microclima de cada bodega en su sabor.
Las catas horizontales se llevan a cabo de manera periódica solicitando una cantidad de vino procedente de la cuba, o bota, correspondiente a una añada concreta. Es también una herramienta básica para los que compran vino al por mayor para embotellarlo.
¿QUÉ ES UNA CATA VERTICAL?
Su objetivo es catar las distintas añadas del mismo vino. Al conocer el año de producción de cada botella, resulta fácil deducir cómo ha ido afectando el clima a cada barrica, cuba o bota. Si en una de estas catas se prueban, por ejemplo, los años 2005, 2006 y 2007 del mismo vino, es para llegar a una conclusión certera sobre la influencia de distintos agentes externos sobre la calidad de cada añada.
Hay que destacar que estas catas no se centran tanto en descubrir el sabor del vino sino en otros detalles técnicos. De hecho, los informes generados tras una de ellas son exhaustivos y analizan, con acierto y detenimiento, todos los factores que han intervenido en el sabor conseguido en cada añada. Se le presta atención especial a cómo evoluciona el vino en la botella y, sobre todo, a los cambios en la forma de producir el vino que haya que aplicar para lograr los mejores resultados.
¿POR QUÉ SON IMPRESCINDIBLES ESTAS CATAS?
El vino no es un producto artificial hecho a base de químicos. No hay una fórmula magistral para conseguir siempre el mismo sabor. Es una bebida natural que está viva y que evoluciona constantemente. El análisis de una añada es conveniente para conocer la calidad del vino de un año determinado y también, he aquí su secreto, si se mantiene la forma tradicional de elaborar los caldos de un zona determinada.
LA CATA TRADICIONAL
También se denomina cata hedónica ya que su único objetivo es descubrir los secretos del vino a probar. Es necesario reseñar que esta suele ser la única a la que tiene acceso el gran público. En este caso se analizan las sensaciones que genera un vino a través de tres fases: visual, olfativa y gustativa. A través de las mismas, el consumidor se puede hacer una idea de las características organolépticas del producto así como la calidad del mismo.
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